...y un día, un 23 de Junio de 2015, Lenguaje Urbano se hizo radio...
Han pasado muchos escritos, muchas experiencias vividas, muchas cosas que se escribieron, y una noche de Abril de 2015 mientras compartía un programa de radio comenzó a desandarse la idea. Meses después esa idea se hizo realidad, y ese Martes 23 de Junio por la 104.7, FM Dakota, de 23 a 24, comenzó Lenguaje Urbano Radio. Ya pasó el primer programa y fue fabuloso...seguirán muchos mas espero....y LOS espero...
Gracias a todos los que me permiten compartir el camino. Los quiero!
lenguaje urbano tuvo su nacimiento en el año 99, fue, es y seguira siendo parte de mi vida, aqui la idea es ampliarlo, agregarle esos escritos, las letras que siguen acompañandome y que quiero de alguna manera que si las ven bien los acompañen a ustedes... desde ya gracias por pasar y que siga la ronda... (edusantelmo@gmail.com)
La historia de Mina y Uco
Mina encontró un viejo nuevo
perro conocido y le gusto.
Uco, de raza callejera, encontró una
compañía que jamás pensó que se convertiría en su ama.
Cuenta la historia que se vieron,
se reconocieron y se alejaron.
Al tiempo Uco la busco
afanosamente, no sabía si era su perfume o quizás la tibia mano que mostraba; o
quizás el sonido de sus palabras; algo era lo que lo motivaba, que lo
enamoraba. Y la encontró.
Lo negó de entrada, Mina
necesitaba que aquel perro no se acercara pero contra las fuerzas del destino,
naturaleza o sencillamente la voluntad no se puede. Y Uco se acerco demasiado.
Ella le pidió que se bañara, que
se vacunara, que se despojara de cada una de las cosas que en el mismo lomo él tenía,
que le mostrara cada uno de los papeles de su raza. Uco asintió y así lo hizo.
Al tiempo, mientras él gozaba de
la caricia de Mina, comenzó a notar que sus ladridos se iban perdiendo.
Ella le pidió cada una de las pruebas
que Uco sabia dar, acrobacias cotidianas aprendidas y algunas nuevas que
hicieran que Mina no dejara de acariciarlo, de sonreírle.
Un día le pidió que ya no
ladrara, es más, que no levantara el tono de su ladrido ya que aquello le parecía
una expresión violenta que a ella le molestaba. El notaba que no solo le
molestaba sino que era a ella a quien la
violentaba, pero su ladrido era igual al de siempre, era el mismo de siempre;
grave, intenso, apasionado. Así había sido desde su nacimiento, siempre alegre,
siempre dispuesto, aprendiendo a vivir en manada y también conociendo las
mieles de la soledad que a veces no era tan deseada pero se hacía placentera.
Cuando Uco llego aquel primer día
no guardaba golpes ni deudas en su lomo o alma más que las que la misma vida le
planteaba.
Fue amor a primera vista, de esos
amores que no se juzgan sino se viven, de esas pasiones que entran y se quedan
para siempre metiéndose bajo la piel y hasta invadiendo el alma. Podía correr, saltar
o dejar de comer con tal que Mina le prestara la mínima atención. Ella dulce
como la misma miel de la vida, guardaba bajo su piel algo más fuerte que la
dulzura demostrada. Ella había llegado hasta él con la deuda de tener un lomo a
quien pasarle la mano. Uco nunca supo lo que vendría por ello, sin más ni más,
le entrego algo que jamás había entregado: una especie de collar y correa que
nunca antes había experimentado. Contento que ella lo aceptara volvió a saltar,
correr y dejar de comer.
Pero, como la historia cuenta,
ella había pedido que el no ladrara…que no ladrara, que ya no se viera con
aquellos que habían sido parte de su manada, que no tuviera contacto con
ninguna nueva manada, que estuviera siempre a su lado…y como decía…que no
ladrara.
Uco empezó a dejar de ladrar tan
fuerte, después, dejo las manadas, las antiguas y las nuevas y corrió todo lo
que pudo para estar al lado de Mina siempre. Aun en las numerosas veces que
ella lo dejaba solo porque, vaya uno a saber, no lo llevaba cuando salía. Seria
vergüenza, seria costumbre, lo que fuera pero él se quedaba aguardándola.
Él fue dando cuenta que si no
ladraba no podía contar nada, no podía comunicarse, apagaba su misma alma en
pos del pedido de su ama. Y ahí se dio cuenta! Lo que nunca, lo que jamás había
pensado ni imaginado, lo que la confusión de su amor no le había dejado ver…ahora
tenía una ama!
Y ya nada fue lo mismo porque el espíritu
rebelde y callejero de Uco lo llevo a ladrar cuantas veces quisiera aun cuando
ella le criticara cada ladrido, o lo ninguneara, o solo ella gritara, en forma
casi de ladrido, más fuerte que él.
Y transcurrieron días extensos así,
mientras Uco soñaba, despierto y dormido, que un día Mina, su ama, le dijera
que aun viejo, callejero, con mañas, con ladridos altos y bajos; que aun con
todo eso, lo amaba. Mientras en ella se preparaba el más profundo de los
cambios.
Pero ello no sucedió y lo que si
paso, según relata este relato, es que ella se cansó. Y un día después de
acusarlo a Uco de hasta las penurias de su propia vida lo dejo tirado, herido y
casi sin ladrido…no volvió la vista atrás y se marcho.
Cuentan los que saben que Uco al fin volvió a
recuperar el ladrido y aun en la ausencia de caricias sabe bien que no entrega más
collar ni alma
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