Radio

...y un día, un 23 de Junio de 2015, Lenguaje Urbano se hizo radio...

Han pasado muchos escritos, muchas experiencias vividas, muchas cosas que se escribieron, y una noche de Abril de 2015 mientras compartía un programa de radio comenzó a desandarse la idea. Meses después esa idea se hizo realidad, y ese Martes 23 de Junio por la 104.7, FM Dakota, de 23 a 24, comenzó Lenguaje Urbano Radio. Ya pasó el primer programa y fue fabuloso...seguirán muchos mas espero....y LOS espero...
Gracias a todos los que me permiten compartir el camino. Los quiero!

La historia de Mina y Uco

Mina encontró un viejo nuevo perro conocido y le gusto.
Uco, de raza callejera, encontró una compañía que jamás pensó que se convertiría en su ama.
Cuenta la historia que se vieron, se reconocieron y se alejaron.
Al tiempo Uco la busco afanosamente, no sabía si era su perfume o quizás la tibia mano que mostraba; o quizás el sonido de sus palabras; algo era lo que lo motivaba, que lo enamoraba. Y la encontró.
Lo negó de entrada, Mina necesitaba que aquel perro no se acercara pero contra las fuerzas del destino, naturaleza o sencillamente la voluntad no se puede. Y Uco se acerco demasiado.
Ella le pidió que se bañara, que se vacunara, que se despojara de cada una de las cosas que en el mismo lomo él tenía, que le mostrara cada uno de los papeles de su raza. Uco asintió y así lo hizo.
Al tiempo, mientras él gozaba de la caricia de Mina, comenzó a notar que sus ladridos se iban perdiendo.
Ella le pidió cada una de las pruebas que Uco sabia dar, acrobacias cotidianas aprendidas y algunas nuevas que hicieran que Mina no dejara de acariciarlo, de sonreírle.
Un día le pidió que ya no ladrara, es más, que no levantara el tono de su ladrido ya que aquello le parecía una expresión violenta que a ella le molestaba. El notaba que no solo le molestaba sino que  era a ella a quien la violentaba, pero su ladrido era igual al de siempre, era el mismo de siempre; grave, intenso, apasionado. Así había sido desde su nacimiento, siempre alegre, siempre dispuesto, aprendiendo a vivir en manada y también conociendo las mieles de la soledad que a veces no era tan deseada pero se hacía placentera.
Cuando Uco llego aquel primer día no guardaba golpes ni deudas en su lomo o alma más que las que la misma vida le planteaba.
Fue amor a primera vista, de esos amores que no se juzgan sino se viven, de esas pasiones que entran y se quedan para siempre metiéndose bajo la piel y hasta invadiendo el alma. Podía correr, saltar o dejar de comer con tal que Mina le prestara la mínima atención. Ella dulce como la misma miel de la vida, guardaba bajo su piel algo más fuerte que la dulzura demostrada. Ella había llegado hasta él con la deuda de tener un lomo a quien pasarle la mano. Uco nunca supo lo que vendría por ello, sin más ni más, le entrego algo que jamás había entregado: una especie de collar y correa que nunca antes había experimentado. Contento que ella lo aceptara volvió a saltar, correr y dejar de comer.
Pero, como la historia cuenta, ella había pedido que el no ladrara…que no ladrara, que ya no se viera con aquellos que habían sido parte de su manada, que no tuviera contacto con ninguna nueva manada, que estuviera siempre a su lado…y como decía…que no ladrara.
Uco empezó a dejar de ladrar tan fuerte, después, dejo las manadas, las antiguas y las nuevas y corrió todo lo que pudo para estar al lado de Mina siempre. Aun en las numerosas veces que ella lo dejaba solo porque, vaya uno a saber, no lo llevaba cuando salía. Seria vergüenza, seria costumbre, lo que fuera pero él se quedaba aguardándola.
Él fue dando cuenta que si no ladraba no podía contar nada, no podía comunicarse, apagaba su misma alma en pos del pedido de su ama. Y ahí se dio cuenta! Lo que nunca, lo que jamás había pensado ni imaginado, lo que la confusión de su amor no le había dejado ver…ahora tenía una ama!
Y ya nada fue lo mismo porque el espíritu rebelde y callejero de Uco lo llevo a ladrar cuantas veces quisiera aun cuando ella le criticara cada ladrido, o lo ninguneara, o solo ella gritara, en forma casi de ladrido, más fuerte que él.
Y transcurrieron días extensos así, mientras Uco soñaba, despierto y dormido, que un día Mina, su ama, le dijera que aun viejo, callejero, con mañas, con ladridos altos y bajos; que aun con todo eso, lo amaba. Mientras en ella se preparaba el más profundo de los cambios.
Pero ello no sucedió y lo que si paso, según relata este relato, es que ella se cansó. Y un día después de acusarlo a Uco de hasta las penurias de su propia vida lo dejo tirado, herido y casi sin ladrido…no volvió la vista atrás y se marcho.
Cuentan los que saben que Uco al fin volvió a recuperar el ladrido y aun en la ausencia de caricias sabe bien que no entrega más collar ni alma