chapita

     Calle empedrada, noche en buenos aires y entre los desniveles del terreno una vieja chapita de alguna bebida hace equilibrio en un borde desgastado. Zapatillas converse con cierto tiempo de uso. La cadencia del paso incierto del momento ni esperado ni deseado. Y entonces la punta blanca del calzado que encuentra aquella tapita. La descarga de cierta furia aplicada en una patada vaya uno a saber dónde, y la chapita sale disparada haciendo ruido en su camino hasta llegar al próximo adoquín medianamente cercano. Mientras del otro lado abruma el momento que va tomando fuerza con cada tramo, será que por allá arriba donde los pensamientos se juntan la comprensión no es tanta, y luego baja por el lado izquierdo donde el sentir, vacío entonces, anida y hace que los hombros se encojan, las manos en los bolsillos se cierren y la vista mire puntos inciertos que navegan entre esas aguas espesas del pasado y del presente. Se junta sentimientos, pensamientos y deseos postergados y justo, pero justo en ese momento, allá abajo una vez más el puntín de las viejas all star negras se enfrentan a la pequeña metálica adversaria. Y, entre lo que faltaba, lo que había sido robado y el futuro tan incierto como el presente en vías de ser desandado, una vez más ese pie derecho tomo impulso y descargó en una patada, pero esta vez fue con toda la fuerza guardada.

Y la chapita salió disparada, pegó en una pared cercana y tomó más fuerza en el camino de inverso, y golpeo de regreso aquella pierna que la había impulsado.
Entonces...
Podrás patear los problemas para donde vos quieras, podrás aplicarle la fuerza o lo que sea, pero si no aprendes a superarlos de seguro, pero seguro…alguna pared volverá a ponértelos encima…