mundo de patio

El pibe jugaba con las baldosas del patio del cole saltando cruces imaginarios hechos con tiza, o corriendo detrás de una bola de papel q hacia las veces de pelota...o tantas otras variantes de distracción por unos minutos donde habitaba, para él, el mundo real... como fuera la imagen pero lejos de donde ella, elástico de por medio, debatía entre hacer la tercera con o sin ayuda...
Mundo de patio...
Hasta q un día aquel pibe la vió y sintió como de golpe caía sobre el un baño de Cupido para quedar flechado..ya no importaban las fichus, ni siquiera mantener el trono de la bolita...sólo estaba ella y él no podía otra cosa que observarla. 
Así aprendió a jugar al tineti, saltar la soga o cualquier juego que ella jugará y pudiera él acompañarla...paciencia para la espera de cada timbre, para verla por la mañana inmaculada, mirar su peinado y caer ante un cruce fortuito de miradas...
Caminaba el pibe el patio y se preguntaba en cuál esquina o recodo podría la suerte cruzar algo más que esa azarosa mirada...
Y fue así que un día el papel celoso de un alfajor que salió volando dio justo bajo la suela de aquel enamorado...motivo justo para jugar la parada...
Y allí fue...Y hablaron.... en el debate sobre el tiempo del recreo, de la ultima lección o lo que fuera...allí él encontraba un mundo de palabras para alargar la charla...

Y con el tiempo y los años juntos recorrieron aquel patio, a veces lado a lado, otras cada uno por su lado, entre juegos y mundo de patio...
Las ocasiones donde podían estar juntos compartiendo ese mágico tiempo el sentía la gloria en su cuerpo por estar junto a su amada...

Y entre tantos recreos y clases transcurrió el tiempo de pibes, quien sabe que habrá sido de ambos luego del colegio, pero no es eso lo que esta historia intenta contar...

...y en ese mundo de patio, en ese real mundo habitó está pequeña pero sentida historia...

decir


En una hoja en blanco quedan los sentires no pronunciados

la ausencia de las letras que al juntarse forman no solo palabras

…tan blancas, tan negras, tan lejos de alguna mirada

que suelen atorar entre sus brazos algún te quiero deseado


Y la blancura de aquel momento de ausencia

hiere con mortalidad los colores del alma

Los sentires tienen fuerza, tienen luz propia

que la blancura apaga


Por eso, es necesario, es vital, es de vida

poder decir en colores lo que se siente día a día

Así no solo diremos te quiero por ejemplo

sino también los recibiremos.