Caricias


Caricias inundadas de pasión
recorridos imaginarios de tu cuerpo
contactos calientes de sexo bienamado
pasión desenfrenada

recuerdo de una noche
sexo con mas sexo
mezcla de pasiones
sudores embriagantes

como olvidarte
como no recordar los momentos
como no sembrar esperanzas
si al cerrar los ojos un sudor recorre mi espalda
quizás el mismo que recuerdan tus manos

como no imaginarte luego de tanto
como no pensar en volver a vivirlo

pero triste al fin tengo que aceptarlo
que fue solo aquella noche
fue solo un instante hermosa mía
porque no recordarlo
si siempre estoy esperándote a la vuelta de una equina
si el solo hecho de saber que por una vez
tuve toda la vida en una gloria
mujer cautivante de mi vida

no dejes que muera sin haberte visto otro día
permíteme sanar y abrir una nueva herida
no por favor no
necesito creer que algún día
juntos, amada mía
volveremos a sudar
la mismísima vida...

un juego que no juego


En el "juego" de no olvidarse de olvidar solemos realmente olvidar mucho mas (aun hasta a nosotros mismos) y no solo dejar cosas sin hacer sino que ademas recordar mas de lo que en principio deseabamos.

Se puede bloquear, descartar o lastimar en pos de aquella meta, pero es bien sabido que lo unico que nos trae son mas recuerdos que como esponjas consumen nuestros sentimientos.

Nadie conoce la respuesta exacta a una reaccion, se dice que a cada accion hay una pero....quien puede saber en la vida como reacciona una persona. No es el ser humano una consecuencia de la ciencia y la reaccion puede ser...la que sea.

El silencio sana sin lugar a dudas pero primero lastima porque es como parte de aquel juego del principio...no olvidar de olvidarse..

Y entonces cubierto de algun tipo de cobardia o falta de valentia el juego desarrolla su mejor postura...involucrar a alguien mas a esa partida

La verdad que aunque todo solo parezca un juego de palabras no lo es...la muestra de "no olvidarse de olvidar" es un juego peligroso si se quiere utilizar para un sentir....


Cada uno sabe lo que hace en esta vida....yo a esos juegos no juego yo olvido lo que debo y honro cada buen recuerdo 

Hey una vuelta más!!!




Amalgamado sobre un caballo de madera recorriendo campos desérticos en busca de aventuras; o detrás del volante loco de un pintarrajeado formula uno que siempre gana; o sentado en una carreta que lleva el paso lento de dos viejos caballos imaginarios; o simplemente abrazado a medias al fino poste cromado intentando en la próxima vuelta arrebatarle el premio tan deseado a ese viejo que hábil como pocos nos hace pasar una y otra vez tan cerca, disfrutamos una vuelta.
Con el corazón abierto y la ilusión prendida en nuestros ojos haciendo de cada canción un himno a la fantasía sin limite que solo allí podemos alcanzar.
Y pasan los años y se multiplican los viajes y algún pergamino interno muestra con orgullo las sortijas robadas, como si fueran medallas. Nada es comparable al viento sobre el inmóvil corcel que sube y baja; y nos sentimos dueños del mundo, ese que siempre esta próximo a cambiar.

Y tarde nos acordamos de ese familiar que guiño mediante nos otorgaba la alegría de “una mas” y aguardaba sentado en un banco de madera junto a otros; y que al pasar nos sonreía y murmuraba algo a su ocasional vecino. Una fiesta de tiempo ilimitado porque aunque la canción terminaba y la ronda aminoraba su marcha sabíamos en el preciso instante que bajáramos que pronto estaríamos subiendo.
Hasta que un día las ansias de crecer y ser “grandes” nos van ubicando cada vez mas cerca del banco de madera. Y rendimos estricto homenaje a la madurez aseverando que “eso” ya no es para nosotros.
Y la plaza queda cada vez mas lejos y allí quedan fantasías e ilusiones, quizás siendo alimento de otras que se acercan. Pero nosotros parecemos dejar allí todo nuestro “mundo de chicos” para jugar el nuevo juego de ser grandes.
Sin embargo muy dentro aun y siempre, clamamos por una mas...sin sentirlo en los labios pero si dentro el pedido por no bajar, o solo por subir e intentar atrapar una sortija mas. Intentando una ilusión mas sobre el caballo, y cerrar los ojos e imaginar el campo y sentir el viento mezclarse en el pelo, llegar quizás hasta una princesa y declararle el amor atesorado en el pecho...o tomarnos del poste aquel y en lugar de esperar un real colectivo que nos trague y nos escupa una vez mas, poder soltar un brazo y volar haciendo un mágico equilibrio en el borde, o solo sentarnos en la carreta e imaginar un paseo único...
Pero la edad. Las responsabilidades, lo que se “debe” ser nos impide volver y gritar.
Gritar fuerte...
HEY SEÑOR UNA VUELTA MAS!!!POR FAVOR!!!