Escondida...un juego


El momento imponía mantenerse tranquilo, calmo, pero no podía. Se sentó apoyando la cabeza en sus rodillas y abajo, en la rara mezcla de vereda y asfalto encontró un papel. Borroneado por el agua de la lluvia o quizás por alguna lagrima, olvidado ó perdido alli en medio de la nada, escrito con tinta común pero con sentimiento especial...

“...como cuando chicos jugábamos a la escondida y al encontrar el lugar perfecto se debía uno quedar alli, expectante, esperando el momento justo se aceleraba el latir, las ansias de llegar primero invadían la misma piel...pero se debía uno mantener a ocultas, sin mostrarse...
Entonces un mágico puente desde el pasado y en un regreso no esperado hoy vivo símbolos de aquella niñez. Pero ya no mas en busca de un toque certero en la pared o árbol que me pusiera a salvo, ya no mas una larga carrera.
Pero haciendo una rara parábola recuerdo el agrado que imponía el juego mientras otro contaba, quizás como el tiempo de hoy, el esconderse en compañía de algún amigo cómplice del momento, participe de un mismo destino de momentos de miradas destellantes de palabras pero en silencio,....como hoy, el aguardar el tiempo justo ó la distracción para la rápida carrera hasta el lugar prefijado como el punto de llegada,...como hoy,...
Si, si nunca dejamos de ser chicos, solo jugamos ese juego de ser grandes, pero aquellos que dentro albergan ilusión, fantasías prendidas con luz propia, ellos no crecieron de corazón, solo avejentaron juntando algunas arrugas y canas, pero siempre en el interior la frescura de un niño anida y juega su parte...
Pero el juego aquel imponía tranquilidad, difícil arte de congeniar con la ansiedad. Nada se podía hacer, se debía aguardar el momento justo, el instante de gloria y entonces alli si, quizás, con suerte también, se llegaría a la pared o mejor aun...
Entonces se podrían establecer mil paradojas con el juego y la realidad pero quizás no sea el momento...”

Mas abajo el tiempo y el agua no dejaban seguir leyendo mas al dar vuelta la hoja encontró:

“réquiem a la ansiedad y soledad
...hoy quisiera construir un dialogo entre presente y futuro
pero como hacerlo es algo de lo que aun no aprendo...
...hoy quisiera contar todo lo que siento y decir que tengo
miedo y saber con exactitud que no miento...
...hoy quisiera regalar un mundo donde reír, donde dos
puedan mas y donde amigos y sentimiento juntos puedan vivir...
...hoy quisiera entregar más que un cuento o un libro, quisiera
hoy comenzar a escribir un nuevo futuro...
...hoy quisiera gritar, mas no puedo, debo silenciar y desde alli
esperar...”

Tomó una birome y apoyando el papel en sus piernas escribió:

“hoy entonces y a pesar que mucho quiero, debo esperar, quizás el corazón se acelere y la ansiedad me condicione, quizás como un chico desde su escondite, esperando que al salir a buscarte pueda correr, pero no para ganarte la carrera, sino para llegar juntos a la pared y ya nunca mas volverme solo a esconder...”


Alli mismo y en la misma posición dejo aquel papel, metió la mano en los bolsillos y silbando se fue en dirección segura...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pura ternura.. me encantó.