En la mesa de un bar


En la mesa de un bar común de Buenos Aires encontré bajo una taza de café recién terminado una hoja escrita con más sentimiento que poder literario.
Me senté en esa misma silla, pedí otro café y me quedé con la hoja en mis manos. Al mirar Buenos Aires por la ventana se veía más linda, cálida, con gente caminando junta, charlando; y yo aquí esperando.
Cuando al fin el mozo acercó el pedido, encendí un cigarrillo pensando en cuando dejaría una vez más, y me interné en esas palabras sentidas.

“mensaje directo con tinta viva”
Buenos Aires vos sos testigo de mi momento y hoy a la espera ansiada por tanto tiempo quiero contarte y así quizás rendirte un secreto homenaje.
Hace ya tiempo conocí alguien que luego de aquel momento traería a mi vida esperanza. Ella no se lo propuso, lo sé, pero tampoco yo. Entonces el encuentro fue casual. En aquel momento me hallaba perdido tras la partida de un hermano, abatido por alguna vieja historia y próximo a un nuevo cumpleaños; en síntesis, en esos días mis pies caminaban por vos sin saber bien donde ir.
Pero llegó ella y mi marcha cambio de rumbo, se aceleró como también se apuraron mis latires al conocerla.
Y sabes Buenos Aires? Fue difícil todo porque ella no estaba sola entonces el camino se hacía más duro. Desde el principio supe que era algo casi imposible pero vos sabes bien que no era en vano que intenté.

Y como era ella? Ella era y es....mujer, humana, tiene todas las cualidades que pudieran enumerarse como belleza, ternura, alegría, inteligencia y más porque hay algo que desde dentro trabaja como un imán atrayéndome.
Y vos sos, como dije antes, fiel testigo que el sentimiento siempre fue puro de ambos lados, sin excesos con la cantidad justa acorde al momento, y fue siempre así.
Ella me mostró que aun podía pelear por mi y para mi; porque luego de intentar dar muchas manos era hora que yo también me la diera.
Y luego de tanto andar, de tantas idas y vueltas, aquí estoy esperándola. Y te escribo como sé que podes escucharme ya que tantas veces en tus cafés me albergaste; y lo hago con tinta viva ya que todo en vos es vida color y fuerza.
Ah, perdoname ciudad aquí va llegando, tengo que irme, pero antes quiero decirte que desde ahora no me veras caminar solo. Me veras acariciar tus calles acompañado. Chau

Miré nuevamente por la ventana, observe esas veredas, el café había terminado, el cenicero acumulaba alguno que otro cigarrillo más que desde la llegada y con la birome cargada ahora con tinta viva emprendí la escritura una vez mas.
Al rato salí, una vez más tratando de no buscar pero si de encontrar, caminando prolijo para llegar hasta allí.

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