Recreo

Vuelta al ruedo. Todo comienza a girar nuevamente en el sentido de una suave y querida rutina; como si el timbre del recreo hubiera tocado y anunciara así la vuelta a clase. Y no querer aunque en el interior se quiera regresar. No es un castigo, no, pero siempre gustamos del recreo, del tiempo en donde correr, jugar, soñar, imaginar, competir...
La vuelta al aula no es un sacrificio sino una dulce rutina cotidiana de seguir aprendiendo, de hacer lago por uno mismo y para uno mismo.

Todo recomienza a girar en torno al toque de una campana imaginaria que deja desierto el patio y aunque pronto vuelva a llenarse hay un dejo de no querer entrar a clase.

Pero ni aun el regreso a la actividad cotidiana puede borrar de la mente los sueños, las ganas, la ilusión, la fantasía den cada corrida por el patio, en cada gol, en cada golosina comprada, en cada juego a solas jugado al sol. Y aunque no se desee un recreo eterno, ya que esto sería un dejo personal, se intenta un equilibrio.

La rueda vuelve a girar pero todo saben que en cada vuelta estará gritando presente, que en el recreo nos encontraremos para compartir sin tiempos nuestros tiempos, y entretanto en clase yo que siempre sueño te estaré mirando, tan enamorado como bobo porque un en el pizarrón veo tras los trazos de la tiza tu rostro imaginario. Entonces estaré lejos de los juegos pero cerca de seguir aprendiendo simplemente, con palotes primero, con letras después, con dibujos y palabras...aprendiendo...

Y cuando menos lo imaginemos, cuando menos lo, pensemos estará sonando el timbre nuevamente para salir al recreo.

No hay comentarios: