Vida tras vida


Sentado en la orilla del mar en una playa lejana y solitaria, esa noche buscaba en la arena construir o reconstruir la imagen del futuro.
Así como cada ola anticipaba la llegada de otra, quizás más grande, pero con la misma forma intentaba conectar su pasado-presente con su futuro. Sentado allí con las piernas recogidas y sus manos entrelazadas por delante de las rodillas se sentía atado, sin poder ser mas que un mero espectador. Aunque en su interior necesitaba no solo contemplar todo aquello debía quedarse allí, al margen, observando.
Al descubrir esa hermosa conjunción de agua que se levantaba delante de él, sabia que tras ella llegaría otra, pero ninguna seria igual.
Así, nada sucedía hasta que en medio de su contemplar ocurrió el milagro, eso que no esperaba, eso mágico. En medio del amplio mar e iluminada por una luz extraña, potente y amplia pero de difuso origen; allí se levantó una enorme masa de agua, hermosa, fuerte, atrayente, bella como ninguna, que se mantuvo por un largo periodo de tiempo alta, allá arriba para ser admirada mostrando toda su potencia lo llamaba; entonces se levantó camino presuroso unos pasos para poder ver más, para hasta intentar ser parte de ella y ala acercarse mansamente ella descendió, y atrás apareció otra más pequeña, misteriosa y cautivante con todo por dar, por aprender, como si fuera un arte que debiera ser enseñado.
Su asombro era tanto que buscaba a su alrededor a quien mostrarle esa imagen pero nadie más que él estaba en la playa.
Entonces la primera ola volvió a levantarse, y al caer bañó sus pies, luego la pequeña hizo lo mismo.
Quedó extasiado, sin poder moverse, sin atinar a nada, observando, buscando en el mar más pero allí nada más surgió.
La luz se esfumó y el mar volvió a ser como antes, como siempre.
Metió sus manos en los bolsillos y miró hacia abajo, entonces vio nuevamente la luz solo que esta vez provenía de sus espaldas como si algo atrás de el la reflejara.
Casi con temor fue girando lentamente, hasta ver en la playa, sentadas en la arena, a una mujer y una mujercita.
Sabía que solo la magia las había conectado y por eso estaban juntas, aunque solo las uniera la virtud de ser mujer.
Y desde entonces ya cuando se sienta en la playa, esta, no se halla desierta, dos luces lo iluminan y dos mujeres lo acompañan.


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