Tres monedas

Noche, madrugada, historias, relatos...ideas

De un lado Pepe y Eduardo, al otro, lejos pero siempre cerca, Javier y Claudio. Casi 10 años de un cuarteto que ya no era. En la terraza eduardo reflexionaba en voz alta mientras las brasas daban cuenta de un asado mas.
“decime, quien tendrá la posta?”; “Cuantos asados mas de a dos y cuantos menos entre cuatro?”
“mira, la cosa es así, ellos allá están bien, nosotros aquí también y en tanto la vida sigue, las peques van pasando de princesitas en princesas y nosotros mostramos alguna cana mas...y quizás así este bien no?”
“pero...”

en ese momento de su bolsillo saco un manojo de llaves a la cual le faltaba el llavero, uno que habían hecho casi 10 años atrás.
Antes de su partida Javier tomo tres monedas iguales, les hizo un agujero y las repatrío a Pepe, eduardo y una se quedo él. Y en el acto dijo: “un día, algún día seguro, juntamos las tres monedas otra vez, mientras cada uno la lleva siempre eh?”
Los tres respondieron que si sellando el pacto. Claudio que no tenia una debido a que en ese momento se encontraba en España, seria luego el que, aun cuando se quedara sin ella, poseyera mas...

Pepe olvido la suya en algún lugar, Eduardo siempre sostuvo que en un viaje quedo en alguna parte y Javier entre tanto viaje hecho no recordaba bien cuando había sido el día que la dejo de ver en su poder.
Claudio fue el ultimo en partir dejando ese mismo día dos dúos perfectos.

Un día de fiestas de pueblo, allá en España, y en medio de la música y los bailes se acerco Claudio hasta una vieja que hacia las veces de vidente, pero no con atuendos extraños, no con bolas mágicas, sino solo con algunas pertenencias en una canasta. Claudio afecto a las adivinaciones fue a preguntar por su suerte. La vieja como si lo esperara le contó de una viaje, de un regreso y al fin entrego una pequeña caja y le dijo: “ llegara un miércoles cuando estés ante tus amigos mas queridos, será en medio de esa charla, ni al principio ni al final, que la caja deberás poner sobre la mesa y abrirla. Antes de ese encuentro jamas deberás abrirla...”
Cuando esto sucedía llego Carmen lo tomo de un brazo y entusiasmada lo llevaba a ver unas luces en el cielo ; mientras Claudio, sin prestar atención agito la caja y no escuchaba nada dentro de ella, así que decidió tirarla, mas en el mismo momento que su mano se extendía algo lo hizo olvidarse y guardarla en un bolsillo.
Al pasar los días Carmen encontró en su casa la caja y la puso, ya que era bonita, sobre un estante en su casa. Y alli por años quedo.

Un día Javier y Claudio emprendieron un viaje, familias y pertenencias varias a cuestas salieron de España recordando sus pasos hacia la Buenos Aires de siempre. Ella, la ciudad, estaba en esos meses donde el calor aprieta, era un Lunes de Enero de esos que en Buenos Aires el calor ocupa casi todo el espacio sin dejarle lugar al mismo aire. Se acomodaron y se dijeron no llamar a Pepe y Eduardo y darles una sorpresa con su llegada. Una que programaron y que necesitaron de Mariana y Marisa, esposas de Eduardo y Pepe, como cómplices. Como en un programa de TV de encuentros lejanos y cercanos contaron de su plan.

Durante el martes Pepe se entero mediante Marisa que al otro día debía ir luego de trabajar hasta San Telmo a buscar a Eduardo a un bar en donde había una presentación de escritores noveles a la cual Mariana no podía ir porque, las nenas, Ailen y Jazmín, tenían una reunión de colegio a la cual Flopi y Maca, las peques de Pepe, también estaban invitadas.
Eduardo supo que Pepe los esperaba en un lugar a las 22 según Mariana le contó porque le tenia que contar sobre un negocio que emprender y como a Pepe le dijeron sobre la reunión de las chicas. Extrañamente ni Pepe ni Eduardo se hablaron durante ese martes y miércoles hasta la misma noche.

En un bar de San Telmo, un viejo bar conocido por los 4, se encontraron y al tiempo de los saludos aparecieron desde fuera Javier y Claudio...

Confundidos en abrazos, llantos, risas y demás demostraciones emprendieron la charla, quilmes de por medio, música argenta en los bafles, maní. Se contaron de esa charla en la terraza en la previa del asado al tiempo que los recién llegados sorprendían con la charla que los mismos en la madrugada habían tenido, intrigas parecidas, casi iguales se decían.
Mas cuando promediaba la conversa Claudio contó de aquella noche de fiesta en Málaga donde una vieja había dejado en sus manos una caja y lo relataba como una videncia ya vivida, con asombro recordando que le habían especificado un miércoles y ese día era miércoles!...

“pero la tenes todavía?” pregunto Javier
“ si, bolu, mas bien...” y saco de su bolsillo una pequeña caja muy bonita con ciertos dibujos tallados, la puso en la mesa, en medio de los cuatro...

“bue....quien la abre?” tiro Eduardo
“ yo, ni en pedo” dijo Pepe
“ Uy loco al final la abro yo...siempre los mismo, ustedes también se creen cualquier cosa, que va a haber si me acuerdo que ni ruido hacia, es mas la traje porque la vi de pedo...seguro que no hay nada...” sentencio Claudio al tiempo que la abría.

Desde dentro de la pequeña caja salieron tres monedas rápidamente y una después como que se había quedado atrás. Iguales, idénticas, las mismas que años atrás habían sido testigo de la separacion..pero esta vez y a modo de fin de pacto una nueva moneda se había integrado.

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